No hace falta que seamos expertos en nutrición para saber que la comida chatarra le hace mucho daño a nuestros cuerpos. Provoca obesidad y arruina nuestra salud.
De la misma forma hay muchas actitudes que engordan nuestro ego y arruinan nuestra paz espiritual, por eso es importante saber gestionar bien nuestras emociones ante ciertas situaciones. En este post te hablaré de los sentimientos chatarra que dañan nuestra mente y nuestro espíritu.
La envidia
Dicen que la envidia es mejor despertarla que sentirla, pero en realidad tanto el que la siente como el que la padece se ve envenenado por ella. La envidia arruina relaciones, nos aleja de la realidad y nos quita salud mental.
Detrás de la envidia siempre esta la creencia de que el mundo nos debe algo y muchas veces nos preguntamos por qué fulanita tiene una “mejor” situación si yo soy mejor persona o porque X persona tiene algo que no se merece. Y luego nos lamentamos de nuestra propia mala suerte y nos creemos con derecho de exigirle a Dios o a la vida como si nos debiera algo. Pero si fuéramos capaces de cambiar el chip y pensar que todo lo que tenemos es en realidad un regalo, estaríamos mucho más contentos con lo que tenemos y dejaríamos de estar enfocando nuestras energías en lo que no tenemos. Hace poco un directivo de Google declaró que encontró la fórmula para la felicidad y dijo: “La felicidad no es lo que el mundo te da, la felicidad es lo que piensas de lo que te da el mundo. Si piensas en ello, siempre verás que hay algo por lo que estar agradecido y ser feliz”
El victimismo
Otro sentimiento chatarra para el espíritu es el victimismo. Si bien es verdad que existe gente mala que solo busca hacernos daño, también es verdad que la mayoría tiene sus propios problemas y preocupaciones como para estar pensando como hacerle la vida de cuadritos a otro. Si vas por allí creyendo que eres siempre la víctima y que el mundo conspira en tu contra, no haces sino crear un ambiente tóxico a tu alrededor y con tu victimismo haces más daño tú misma, que los que crees que te están haciendo daño a tí. Además recuerda también que un insulto, una burla o una crítica si no los aceptas no tienen porque hacerte daño.
El hubiera y la culpa
El hubiera es consuelo de tontos dicen, por eso no hay peor alimento para tu mente que él hubiera. Lo que pasó ya no se puede cambiar, por más tecnología que exista, los viajes en el tiempo siguen siendo ciencia ficción. Así que no vivas arrepentido por lo que hiciste, nada es un error todo son lecciones. Acepta tus decisiones y enfrenta con valentía sus consecuencias porque atormentante por lo hubiera podido ser solo te roba la paz que necesita tu mente para salir adelante. Anclarnos en el pasado nos impide disfrutar del aquí y ahora así que con lo que tengas de pan y vino recorre hoy tu camino. Deja de añorar tu pasado y planificar tu futuro para poder disfrutar plenamente el hoy.
Al igual que “el hubiera”, la culpa también nos impide ser felices hoy. La culpa es como una gran papa caliente que nadie quiere tener en sus manos, y cuando es tuya te quema. Pero arrastrar con la culpa es elegir un camino de castigos, lleno de fantasmas del pasado que nos nublan el presente y nos hacen sentir miedo del futuro. Con esto no intento decir que hay que deshacerse de ella y dársela a otros, sino de aceptarla y luego dejarla ir. Si cometemos un error, no nos sirve de nada sentirnos mal por ello si no aprendemos la lección que la vida nos está tratando de enseñar.Asumamos nuestras culpas, intentemos enmendar daños y finalmente perdonémonos a nosotr@s mismos.
Recuerda que sin tus errores no serías la persona que eres hoy.
El qué diran
Las relaciones humanas serían mucho más sanas si no tuviéramos ese irrefrenable impulso de criticar y juzgar lo que hacen los demás. La crítica no es mala si nos ayuda a ser mejores, pero la mayoría de las veces la crítica no pasa por los filtros de la verdad, de la bondad y de la necesidad y se convierten en simples habladurías. Hagas lo que hagas, la gente siempre va a hablar para bien o para mal y dejar de ser tu no es el camino para estar en paz contigo mismo. Así que deja de tener miedo al qué dirán porque el miedo produce ira, la ira lleva al odio y el odio al sufrimiento.
La tristeza
La tristeza no es mala y sin embargo está mal visto llorar pues ser un “llorón o llorona” es sinónimo de debilidad. No tiene nada de malo estar triste, es un sentimiento necesario pues sin tristeza tampoco hay alegría. Y así como el hambre se quita comiendo, la tristeza se quita llorando y si no nos permitimos derramar lágrimas cuando la tristeza nos invada, esta solo se quedará para hacernos daño. Acepta la tristeza como parte de la tripulación del barco de tus sentimientos, pero eso sí, no dejes que lleve el timón.
El rencor
El rencor nace de pequeños enfados que muchas veces se producen por tonterías o por comentarios algunas veces sin malas intenciones. Tener rencor implica sentir un enojo constante que no se disipa y muchas veces llega a transformarse en deseos de venganza. Por eso es como un pequeño tumor que con el tiempo se expande como cáncer en todas nuestras acciones. Para erradicar el rencor hay que practicar el diálogo. Si encuentras que este sentimiento te está molestando, intenta charlar con la persona que te lo está provocando y trata de ser comprensivo y empático con los defectos del otr@, muchas veces encontrarás que el enfado ni siquiera valía la pena.
Conclusión
Estos son solo algunos de los sentimientos que mal gestionados nos impiden ser felices y desnutren nuestro espíritu. Para contrarrestar sus efectos practica el perdón, la empatía, la alegría, el agradecimiento y añadele un poco de valemadrismo a la vida para que disfrutes siendo tú mism@.