Se dice que los bebés están hechos a prueba de papás… Nadie nos enseña a ser papás pero de nuestra experiencia hemos transmitido aprendizaje y educación a nuestros hijos. Inicio con esa frase porque lo mismo sucede con los patrones de conducta.
Guardamos tantas cosas desde pequeños que ya inconscientemente transmitimos a nuestro consciente que las cosas no saldrán del todo bien por alguna razón cuyo fondo no conocemos y es entonces que vamos creando patrones de conducta que pueden bloquear nuestras vivencias.
Gran parte de los problemas físicos, psicológicos y emocionales que padecemos proviene justamente de bloqueos energéticos de nuestro interior y muchas veces son el resultado de lo que percibimos en nuestros vida y las experiencias que atravesamos y que llegan a controlarnos.
Una amiga me platicaba de una película en donde dos personas se conocen y se enamoran pero con el paso del tiempo se va el amor y para no sufrir van con un doctor que les borra esas memorias… Increíble sería saber que sea lo que sea no estamos conscientes del sufrimiento que nos causará nuestras decisiones pero tiempo después ellos se vuelven a enamorar. Es un poco el destino quizá pero también es este hablar de las conductas repetitivas que de cierta manera nos atraen.
Tratando nuestra forma de pensar, enseñando las diferencias entre temperamento y carácter y explicando como es que la personalidad se forma desde niños; también nos lleva a conocer los trastornos o desequilibrios que pueden existir. Los problemas de autoestima surgen desde la idea de no saber quien eres. Descubrirlo después de tener algunas configuraciones de personalidad e identidad no es tampoco sencillo, por ahí se dice que de la personalidad surge el autoestima.
¿Qué sucede? Que de vez en vez, casi siempre que las cosas no nos salen bien, nos preguntamos por qué estamos repitiendo cierto patrón de conducta de relaciones o acciones que sabemos que no funcionarán y es por temor a ciertos aspectos.
De niños, dice el eneagrama, que todos hemos creado personalidades distintas debido a las carencias en nuestra infancia, a los temores que nos producen esas carencias y por ende desarrollamos más unos aspectos de la personalidad que otros… y al final, siempre hay algo que nos desarma: el agua es capaz de sacar el aceite de un vaso, la alcalinidad capaz de neutralizar la acidez, y así sucede con nuestra personalidad.
Siempre hay algo dentro de nosotros que es un patrón de conducta pero si descubrimos o identificamos ese patrón, es más fácil expulsarlo y trabajarlo para llegar a tener una vida más sana. Mirando hacia atrás examinando, es lo que nos impide estar totalmente en el aquí y ahora. Pensamientos viejos, viejos patrones de comportamiento, viejos sueños, anhelos, recuerdos, etc., ellos nos impiden tener renovaciones.
Vive el aquí, el ahora, deshecha tus recuerdos no gratificantes y recuerda que siempre hay un motivo para iniciar de nuevo, que nunca es tarde y tampoco demasiado pronto para hacerlo.